Si es que el que tiene clase y calidad, a los 16 años (y antes) ya se le nota. Este es Andrea Pirlo en 1995 cuando tenía 16 años y jugaba en el Brescia. Tremendo.
Estamos salvados, el gracejo de Patrick Kluivert y su calidad parece que están sobreviviendo a través de los pies de sus hijos. ¡El chut de esta falta es qualité de la buena!