Tiene que tener la boca llena de sapos y culebras para que el árbitro agreda a Tata Martino cuando éste solo ha utilizado palabras. Bien, bien, un piquito de oro.
Ocurrió en el Melgar and Universitario, donde el entrenador del primero agarró al línier del cuello por haber levantado la bandera en un fuera de juego (¡y lo era!). Otra profesión que descarto: linier en la liga peruana.